la deforestación resultantes. En enero de 2011 se estableció nuevos estándares en
tecnologías de cocina ICS, al menos un 90% de reducción de emisiones y un 50%
de ahorro de combustible en comparación con la tecnología base (fuego de tres
piedras) (Biomass Cookstoves Technical Meeting: Summary Report, s. f.)
Una cocina de biomasa es un dispositivo diseñado para quemar combustibles
sólidos, la energía liberada durante la combustión de la biomasa se dirige a una
olla, sartén o plancha, que permite el uso de la energía para la cocción de alimentos,
calentar espacios y agua, iluminar interiores. Las cocinas modernas ofrecen más
que un fuego común, ya que se caracterizan por su alta eficiencia, bajas emisiones
y seguridad para los usuarios. Dependiendo de los hábitos alimenticios, factores
socioculturales y tipos de combustible disponibles, existen diversos diseños de
cocinas alrededor del mundo, ya sean tradicionales o mejorados (Kshirsagar &
Kalamkar, 2014).
El período entre 1970 y 1980 fue el inicio de la primera ola en el desarrollo de estufas
mejoradas. Las preocupaciones sobre cómo el uso excesivo de biocombustibles
contribuiría a la deforestación y la pobreza motivaron esta primera fase, que
se centró en mejorar la eficiencia energética de las estufas, con la reducción de
humo como un objetivo secundario. Durante este tiempo, también comenzó el
movimiento de cocinas en África, particularmente en el Sahel, tras la grave sequía
de finales de los años 70. El terremoto de Guatemala en 1976 introdujo los ICS en
Centroamérica, especialmente la estufa Lorena (Westhoff et al., 1995).
A mediados de la década de 1980, los diseños de estufas mejoradas comenzaron a
evolucionar constantemente, apoyados en estudios científicos sobre transferencia
de calor y mecánica de fluidos. Durante este periodo, se implementaron
procedimientos de prueba y diseño sistemáticos, con un enfoque en la eficiencia del
combustible y la reducción del humo. Aunque los programas de estufas en India y
China fueron clave, Barnes et al. señalaron que no tuvieron mucho éxito entre 1980
y principios de 1990. A partir de los 90, el enfoque se centró en las necesidades del
usuario, incluyendo la seguridad y la comodidad, y se integraron preocupaciones
medioambientales. Programas como el NPIC en India, que distribuyó más de 35
millones de estufas(Venkataraman et al., 2010), y el NISP en China, que introdujo
129 millones de estufas, marcaron un hito en el desarrollo de estufas mejoradas.
Hoy en día, el NISP sigue siendo uno de los programas más exitosos (Barnes &
Weltbank, 1994).
Tras más de diez años de declive, el interés por la energía doméstica y, por ende,
por las estufas mejoradas resurgió a nivel internacional. En la Cumbre Mundial
sobre el Desarrollo Sostenible de 2002, celebrada en Johannesburgo, la EPA de
los Estados Unidos lanzó la Alianza para un Aire Interior Limpio, para abordar los
riesgos ambientales y de salud asociados con el uso de combustibles de biomasa
tradicionales en interiores. Además, en 2008, el Mecanismo de Desarrollo Limpio
(MDL) incluyó los programas de estufas en su agenda como parte de proyectos
descentralizados más pequeños, registrando alrededor de 14 proyectos de estufas
como “Programas de Actividades” para mayo de 2013 (Kshirsagar & Kalamkar,
2014).
El 56 % de la población en países en desarrollo depende principalmente de
combustibles sólidos, como la biomasa tradicional y el carbón, para la cocción de
sus alimentos, con un acceso muy limitado a formas de energía modernas y más
eficientes. La disponibilidad de tecnologías como las cocinas mejoradas alcanza
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JOURNAL BOLIVIANO DE CIENCIAS – Vol. 21, Número 58 – Jul. a Dic. 2025
ISSN Digital: 2075-8944 ISSN Impreso: 2075-8936